miércoles, 25 de abril de 2012

¿Existe el banco perfecto para el cliente?

La inseguridad y la desconfianza se han instalado en la mente de pequeños y grandes ahorradores. Las últimas noticias de productos bancarios colocados de forma inadecuada han llenado la primera plana de periódicos y noticiarios nacionales y ha invadido de temor a aquellos que buscan la mejor manera de rentabilizar sus ahorros.

Para aquellos que todavía no han elegido entidad donde colocarlos, les asalta una pregunta, ¿cuál es el mejor banco? ¿Qué garantías tendré de que mis ahorros estarán protegidos de los
devenires económicos, así como de la incierta estabilidad de la entidad?

Dejando atrás miedos y temores, debemos ser consciente de que el “banco perfecto” es difícil que exista, ya que lo más probable es que haya aspectos que de las entidades que rechacemos ya que estas también buscar “hacer negocio”. Lo más cerca al estado de “perfección” es una entidad que recoja y cubra nuestras necesidades y perspectivas de ahorro o financiación, en la medida de lo posible.

La importancia de la información y la formación


La información y la formación del propio usuario de productos bancarios resultan de vital importancia para evitar dejarnos llevar por propuestas comerciales jugosas que, posiblemente, escondan un importante número de cláusulas de dudosa seguridad. La búsqueda información no debe acabar en el entendimiento de esta letra pequeña o la consulta con profesionales independientes o familiares o conocidos con cierta cultura financiera, sino que nosotros mismos debemos recabar cierta información sobre el producto.

La búsqueda de información del producto se completa con la comparación y nuestro análisis personal, de la oferta de productos bancarios. Esta tarea resultaba ciertamente tediosa hace algunos años, pero la aparición de los comparadores de productos bancarios ha reducido ese esfuerzo a un simple clic.

Los ideales de un banco perfecto


No debemos conformarnos. Si podemos elegir entre una gran cantidad de entidades, como usuarios, clientes y ahorradores, nuestro debes es siempre exigir las mejores condiciones, es decir, aquellas que forman parte de esas características del “banco perfecto”.

1.Seguridad: es uno de los valores más codiciados por los usuarios. Las últimas noticias y polémicas en torno a la estabilidad crediticia de las entidades, ha convertido este valor en sinónimo de “banco de confianza”. La seguridad de una entidad está íntimamente ligada con la solvencia de la misma. Cuando un banco cuenta con garantía de solvencia para afrontar deudas y créditos, puede considerarse una entidad segura.

2.Rentabilidad: nadie da dos duros a cuatro pesetas, por lo que no resulta extraño que el usuario medio desconfíe de una entidad que haga alarde de la rentabilidad y los beneficios más altos en sus productos de inversión. Detrás de una alta rentabilidad, puede existir una alta necesidad de pasivo o, quizás, de letra pequeña que pueda perjudicarnos a la larga. Qué duda cabe, que debemos buscar siempre la máxima rentabilidad y el mayor valor por nuestro dinero, pero nunca a costa de someternos a comisiones abusivas, vinculaciones con otros productos o condiciones restrictivas. Los depósitos son un excelente producto si queremos rentabilidad y seguridad (además del banco, 100.000 euros por titular los garantiza el Fondo de Garantía de Depósitos).

3.Confianza: la entidad bancaria que hoy en día cuente con una buena base de clientes fieles y contentos, puede sentirse muy afortunada, ya que esa confianza se extenderá hacia sus clientes potenciales. A este valor, también se le suma el buen trato al cliente y el asesoramiento personalizado, de manera que sintamos que nuestros ahorros están en manos de personas que responde ante nosotros con experiencia y profesionalidad.

4.Ética: civismo, ética, responsabilidad,… son valores del banco del siglo XXI. Las entidades bancarias deben cumplir con todas las exigencias que impone una sociedad democrática y justa. Si los bancos hicieran bien su trabajo, no haría falta banca ética como Triodos Bank; todos serían éticos.

Cuando productos de ahorro y financiación exigen respuestas diferentes


Las necesidades que deseamos cubrir cuando acudimos a una entidad bancaria son diferentes si queremos contratar un producto de ahorro o uno de financiación:

En el producto de ahorro buscamos,…

■ Rentabilidad: porque nuestro dinero tiene que valer más.

■ Seguridad: porque queremos la garantía de que si la entidad tiene problemas económicos o el mercado no responde a los beneficios prometidos, recuperemos nuestros ahorros íntegros.

■ Independencia: porque depositar nuestros ahorros no implica “casarnos” con la entidad ni cortar la libertad de recuperar nuestro dinero sin coste.

En el producto de financiación buscamos,…

■ Confianza: la misma que nosotros depositamos en la entidad para contratar un producto que exige responsabilidad. Esta confianza se debe devolver del mismo modo y manera, cuando contratamos un crédito o una hipoteca, sin necesidad de mil avales o garantías.

■ Transparencia: para que los contratos se redacten dejando a un lado letras pequeñas y puedan ser entendidos por todos los clientes, sea cual sea su nivel de conocimiento sobre productos bancarios.

■ Asesoramiento personalizado: cada cliente tiene necesidades diferentes, por eso las condiciones deben ser asumibles para cada usuario, adaptándose a su capacidad de ahorro y nivel crediticio.

Fuente: ActiBva.com

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