jueves, 6 de octubre de 2011

Los pagarés toman los escaparates por la parálisis de la financiación mayorista

Las entidades, obligadas a captar dinero entre los ahorradores minoritarios por la parálisis de la financiación mayorista, han dado un nuevo golpe de timón a su estrategia comercial. Los depósitos ya no son las únicas estrellas del escaparate, sino que a su lado 'lucen' otros productos. Destacan los pagarés, las 'letras del Tesoro', pero en versión privada.

A los fondos de inversión les ha salido un nuevo competidor. En los últimos años han tenido que luchar, en vano, por evitar la fuga de patrimonio en aras de los depósitos extratipados que ofrecían los bancos para captar la liquidez que se les negaba en el mercado
 interbancario. Y ahora también tienen que hacer frente a pagarés, bonos y subordinadas con altas rentabilidades a las que se han acogido las entidades para conseguir liquidez, ante la dificultad de seguir incrementando la rentabilidad de sus depósitos tras la entrada en vigor a principios de agosto de la conocida como ley Salgado, que limita la rentabilidad de estos productos.

Banco Santander, BBVA y Bankia han ampliado la lista de entidades que han optado por recurrir a los pagarés en las últimas semanas. La entidad cántabra ofrece entre un 3 y un 3,75 por ciento por sus pagarés en función del plazo (de entre 3 y 18 meses) para inversiones mínimas de 5.000 euros en el caso de los minoristas y 25.000 euros para institucionales, y con los que pretende captar hasta 7.500 millones de euros. Similar es el interés que promete Bankia. El rendimiento de sus emisiones para particulares oscila entre el 3 por ciento para aquellas con vencimiento de un mes al 3,70 por ciento si el plazo elegido son doce meses. BBVA no ha querido, sin embargo, especificar con qué interés piensa premiar a quien adquiera los pagarés que ha emitido en las últimas semanas, con los que pretende captar 10.000 millones de euros, aunque presumiblemente éste estará entre el 3 y el 3,8 por ciento.

Dos motivos explican este aluvión de colocaciones. El primero, la parálisis de los mercados de financiación mayorista. Con el interbancario -la plataforma en la que los bancos se prestan dinero entre ellos- inactiva porque las entidades no se fían las unas de las otras y los mercados de capitales cerrados, en este caso porque son los inversores los que recelan de adquirir deuda bancaria -o, en caso de aceptarla, a cambio de un alto interés-, captar dinero al por mayor se ha convertido en una misión imposible (de hecho, parte de la culpa de la cancelación de la OPV de Loterias responde al miedo que tenía la banca de que esta salida a bolsa les quitara potenciales clientes). Y el segundo, la necesidad de complementar su oferta de depósitos con nuevos productos. En otras ocasiones, como por ejemplo en 2008 y 2009, las entidades desarrollaron esta política comercial con la venta de participaciones preferentes, a las que en este caso no han recurrido porque con la nueva normativa -Basilea III- han perdido atractivo tanto para los emisores como para los propios inversores.

Combinadas, estas causas han provocado que los bancos hayan optado por vender pagarés para encontrar en la financiación minorista el dinero que no encuentran en la mayorista. Al utilizar la red comercial de oficinas, la sensación es que han asemejado esos activos a los depósitos. Pero no tienen nada que ver.

Supervisados por el Banco de España, los depósitos son productos de ahorro respaldados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). ¿Qué significa esto? Pues que si la entidad quiebra, el FGD cubre hasta 100.000 euros por titular y cuenta. Así, si por ejemplo usted tiene un depósito de 43.000 euros en una entidad y ésta tiene problemas, el Fondo le asegura que no perderá ese dinero -ojo, las cuantías superiores a los 100.000 euros no están cubiertas-.

Esta red de seguridad no existe en el caso de los pagarés. Como instrumentos de renta fija que son, poseen mayores riesgos. En su caso, ¿qué pasa si el banco emisor quiebra? No hay un FGD para esos casos y lo que se debe tener en cuenta es un concepto denominado orden de prelación de pagos. En este caso, se encuentran en la parte alta de la escala -se encuadra dentro de la denominada deuda senior-, lo que quiere decir que sus tenedores serán los primeros en cobrar. A su favor, cuentan con que su vida es corta -oscila entre los 3 días y los 25 meses-.

Al igual que las letras del Tesoro, los pagarés no pagan cupón, sino que se emiten al descuento. Es decir, su rentabilidad resulta de la diferencia entre el precio de compra del pagarés y el valor nominal que recibirá el inversor cuando llegue el momento de la amortización. Su supervisión corre a cargo de la CNMV.

Fuente: elEconomista.es


"Los clientes deberían ser informados de que si compran deuda subordinada, preferentes, pagarés, les puede pasar que si la entidad no tiene beneficio... no cobran intereses".

Guerra de pagarés: ¿qué son y cuáles son sus características?

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