sábado, 26 de mayo de 2012

La fórmula del Santander para paliar las pérdidas de sus convertibles

Ofertará de un seguro de vida con una rentabilidad entre el 6,6% y el 7%

La rentabilidad que ganará el accionista supera la que la cobraría como cupón

Con la emisión de convertibles, captó 7.000 millones y 129.000 futuros accionistas

Santander ha encontrado la fórmula con la que desatascar el problema que se le avecinaba el próximo 4 de octubre. Ese día vencía el plazo para la ejecución de los bonos convertibles que emitió en 2007. Es decir, a partir de dicha
jornada los actuales titulares de esos productos pasarían a convertirse, obligatoriamente, en accionistas de la entidad.

La fecha presionaba porque en el momento de la emisión de estos productos, en octubre de hace cinco años, se estableció un precio de conversión de 16,04 euros. Dadas las sucesivas ampliaciones de capital que ha realizado Santander desde entonces, este precio equivale actualmente a 13,25 euros.

Ni esta cifra ni el canje preocuparían si los títulos de la entidad cotizaran por encima de ese precio -en ese caso, los inversores ganarían la diferencia, además de los rendimientos que han cobrado estos años-. Pero el problema evidente es que el valor cotiza por debajo, muy por debajo de esos precios.

Ayer, de hecho, cerraron en los 4,55 euros. Y esta brecha entre la cotización actual y la fijada para la conversión era la que generaba un quebradero de cabeza para el banco y la que caldeaba los ánimos entre los inversores que compraron las convertibles hace cinco años.

Para afrontar el problema, la entidad planteará dos alternativas a los bonistas, mediante las cuáles descarta totalmente alargar la poca vida que les resta a estos productos. Una vía por la que sí han optado otras entidades financieras en España en las últimas semanas (ver apoyo), pero que ya descartó el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, hace pocos días.

En primer lugar, la intención del banco es subrayar la alta rentabilidad que ofrece hoy su política de retribución, algo en lo que ya incidió el presidente, Emilio Botín, en la última junta de accionistas. El interés de más del 13% anual que proporcionarían los dividendos del banco hasta 2014 es una de las fortalezas que brinda Santander, muy superior al cupón que ha estado pagándose por el convertible, que de media se sitúa en el 4,8%.

Pero no sólo eso, sino también muy por encima del 3,425% que cobraría el inversor en caso de que se alargara la vida del convertible, teniendo en cuenta que el euribor a 3 meses se mantuviera en torno a los niveles actuales (0,675%) más 2,75 puntos porcentuales.

Ahora bien, utilizar la retribución actual de un título de Santander oculta que el precio de la conversión es de 13,25 euros, por lo que el rendimiento de los futuros dividendos -se espera que continúe remunerando con 0,6 euros por acción- se quedaría en el 4,5 por ciento. No obstante, este interés aún sería mayor al que se cobraría por seguir teniendo los bonos convertibles.

Un nuevo vehículo de inversión


Hasta aquí, el banco defiende el mantener el canje de los bonos por acciones, pese a las pérdidas que arrastran los bonistas por la caída del título en bolsa. La única ventaja es el crédito fiscal que se genera por las minusvalías. Pero el banco ofrecerá otra receta para paliar esta merma.

La verdadera fórmula secreta que prepara Santander consiste en ofrecer al propietario de bonos convertibles otro producto de inversión con el que resarcir las minusvalías acumuladas durante este tiempo. El poseedor del convertible tendrá la posibilidad de aportar dinero nuevo a un unit linked -un vehículo de inversión colectiva que ofrece adicionalmente un seguro de vida-, al que el inversor podrá acceder antes de la próxima ventana de liquidez, el 4 de junio, o la definitiva, el 4 de octubre.

¿En qué consiste este producto y por qué es interesante para estos inversores? Una de las primeras claves que debe conocer el futuro accionista es que necesitará dinero adicional al que había invertido en las convertibles para beneficiarse de lo que le brinda este vehículo de inversión. Necesitará depositar dinero en efectivo antes de ejercer la conversión y en este sentido la entidad no pondrá ningún importe máximo.

Las aportaciones a este depósito se retribuirán con un interés anual de al menos un 6,6%. Esta sería la rentabilidad mínima, porque el rendimiento puede crecer hasta el 7 por ciento a medida que aumente la vinculación con la entidad (nómina, depósitos, fondos y planes de pensiones, ...).

En estos altos rendimientos es donde radica el atractivo para los inversores que tienen que asumir minusvalías por los convertibles, ya que al finalizar los ocho años de vida que tiene el unit linked podrían obtener hasta un 56 por ciento de rentabilidad, prácticamente la pérdida que se calcula que arrastran en las convertibles con el cobro de cupones generados hasta la fecha.

No obstante, al preguntar al Santander por este nuevo producto de inversión, la propia entidad explica que "no se ha diseñado para compensar las pérdidas de los convertibles. De hecho, podrán acceder todo tipo de clientes que estén interesados en este seguro".

Aunque el unit linked tendrá una duración de ocho años, el inversor podrá hacerlo líquido a partir del segundo ejercicio. Concretamente, el banco ofrecerá desde ese momento una oportunidad cada año para zanjar la inversión y retirar el dinero.

Eso sí, hay una condición importante que fijará el banco. Y es que si durante este tiempo los títulos del Santander alcanzasen los 9 euros en el parqué -lo que supone que duplicase su precio actual-, el unit linked se cerraría automáticamente. ¿Por qué? Porque, según la propia entidad, se ha calculado que si la acción consigue apuntarse esta revalorización, el inversor duplicaría el precio al que se convertirán los bonos por acciones.

Este producto supera, además, el atractivo interés que ofrecen los pagarés del banco, de los cuales se puede obtener un rendimiento máximo del 4,2%, a un plazo de dos años y a partir de una inversión mínima de 60.000 euros, después de subir la oferta hace dos semanas.

Pérdidas del 57%


No es en vano que haya tanto revuelo por lo que sucederá con los que poseen bonos convertibles del Santander. Además de ser la mayo emisión que hay en circulación en el mercado español, es una de las que lidia con las mayores minusvalías.

La entidad bancaria ha tenido que hacer uso de la calculadora para evaluar estas pérdidas que asumirían los propietarios de bonos convertibles que decidan acudir al canje el próximo 4 de junio, la penúltima oportunidad en la que el inversor puede canjear los bonos por acciones de la entidad, antes de que venzan el 4 de octubre.

Para calcular las minusvalías que sufren hoy los bonistas, el banco ha descontado los cupones anuales que ha recibido el bonista desde la emisión -el primero fue del 7,5% TAE y los restantes variaron en función del euribor a 3 meses más 2,75 puntos porcentuales- y las diferentes ampliaciones de capital realizadas en los últimos años.

En octubre de 2008 la entidad se embarcó en la que hasta ahora es su gran ampliación de capital, la que realizó para la compra del grupo Alliance & Leicester. Pero aunque ésta haya sido su mayor operación, desde 2009 no ha dejado de retribuir a sus accionistas con la fórmula del scrip dividend, lo que le ha obligado a sucesivas ampliaciones de capital para abonar los dividendos con títulos.

En total, hasta once emisiones han diluido el precio de conversión hasta situarlo ahora en los 13,25 euros, desde los 16,04 euros, al que se lanzó el convertible. Este precio supone que el propietario del bono asumirá pérdidas patrimoniales del 57%, incluyendo el pago de cupones.

Aquella compra de ABN Amro


Con esta propuesta, Santander busca una salida para los 129.000 inversores que compraron en su día los bonos convertibles emitidos en 2007. Estos productos fueron vendidos en el contexto de la compra del banco holandés ABN Amro, adquirido por el consorcio formado por Santander, Royal Bank of Scotland y Fortis.

Para financiar esta operación, la entidad presidida por Emilio Botín sacó al mercado unos productos que, por entonces, llamaron la atención por su novedad. Se trata de unos bonos necesariamente convertibles en acciones. En apenas un par de semanas, el banco cerró con éxito la operación, con la que captó 7.000 millones de euros, de media. Por tanto, cada inversor dedicó un importe promedio de 54.263 euros.

Fuente: elEconomista.es

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