miércoles, 21 de marzo de 2012

Los bancos me quieren vender pagarés como si fueran depósitos

Es un producto buenísimo y superseguro. Mucho mejor que un depósito porque ofrece más rentabilidad. Es usted un privilegiado porque sólo se lo ofrecemos a nuestros clientes más fieles”. O más imbéciles, pensé yo. Ocurrió en una sucursal de Bankia, pero podría haber sido en cualquier otra entidad.

Todos los bancos han dado orden a sus comerciales de que inunden el mercado de pagarés, al igual que hicieron hace 3 años
con las tristemente famosas participaciones preferentes, que atraparon a un millón de ahorradores.

Es verdad que el pagaré ofrece más rentabilidad que el tradicional depósito bancario, pero es mucho menos líquido y tiene más riesgos, al igual que ocurría con las preferentes. Los pagarés son títulos de renta fija que hasta ahora iban dirigidos a clientes institucionales, pero que han empezado a comercializarse entre el gran público. La banca ha colocado ya 46.000 millones de euros en pagarés aprovechando la escasa cultura financiera del pequeño inversor y valiéndose del poder que sobre sus clientes tienen los bancos y cajas españoles gracias a su inmensa red de oficinas.

Los pagarés son más seguros que las participaciones preferentes, pero mucho menos que los depósitos. Los pagarés –cuyos plazos oscilan entre los 3 y los 18 meses– funcionan de forma similar a las Letras del Tesoro, sólo que en los pagarés el garante es un emisor privado (el banco de turno) y no público (el Estado).

Lo que no cuentan los comerciales es que el riesgo de los pagarés está vinculado al banco emisor, ya que no están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos, que sí asegura los depósitos. Es decir, que si el banco quiebra se puede perder el dinero –como ha ocurrido con los famosos pagarés de Rumasa– y el Estado no se responsabilizaría de los ahorros. No basta con fijarse en la rentabilidad, sino que hay que conocer la salud financiera del banco o caja emisores. Los pagarés son menos líquidos que los depósitos.

Si queremos recuperar nuestro dinero invertido en un depósito a plazo fijo lo único que tenemos que hacer es notificarlo a la entidad y, en todo caso, se perderían parte de los intereses por cancelación anticipada, pero nunca el capital. Si necesitamos el dinero invertido en un pagaré antes de su vencimiento tendremos que venderlo en un mercado secundario, que es muy poco líquido, y seguramente perderemos los intereses y parte del capital.

A bancos y cajas les resulta ahora más barato ofrecer pagarés que depósitos para captar ahorro. Los depósitos que ofrecen un interés por encima de la media están penalizados por la conocida como normativa Salgado, que obliga a las entidades adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos a aportar un extra si sus depósitos superan un determinado tipo de interés. No ocurre lo mismo con los pagarés, que no tienen limitada la competencia en rentabilidad. Por eso, están ofreciendo intereses que superan el 4% anual.

Miles de modestos inversores han sufrido en los últimos años importantes pérdidas en productos que los comerciales bancarios les vendieron en su día como superseguros y que lo único que les ha provocado son quebraderos de cabeza. Y ya no sólo hablamos de preferentes o de cuotas participativas, sino que a algunos pequeños inversores les llegaron a colocar productos emitidos en Islandia o bonos de Lehman Brothers.

Es verdad que la CNMV ha lanzado alertas sobre la engañosa comercialización por parte de los bancos de algunos productos, como las preferentes, pero esta labor es todavía claramente insuficiente. Los inversores de a pie deben saber que, habitualmente, los empleados de las entidades financieras siempre tendrán la tentación de colocarnos productos de difícil comprensión y con importantes riesgos.

Son productos que a ellos les reportan mayores comisiones y que para sus bancos son mucho más rentables. Sepa, querido ahorrador, que usted es el rey porque es el dueño del dinero, no se fíe e infórmese muy bien para evitar sustos.

Fuente: EXPANSIÓN.com

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