jueves, 17 de noviembre de 2011

Las graves consecuencias de la pérdida de valor de la deuda española

Durante los últimos años la deuda de los Estados (al menos la de los países desarrollados) siempre se ha considerado como un activo libre de riesgo. Este supuesto se ha tenido en cuenta por todos los agentes económicos. Recuerdo que en mi etapa universitaria y mientras cursaba mi Master de Finanzas Cuantitativas todos los modelos de deuda, crédito o valoración partían de la base de este supuesto. Yo siempre me he mostrado escéptico, más aún considerando que la gran mayoría de los países han
 suspendido pagos en algún momento de su historia. Sin embargo, que la deuda del Estado es un activo libre de riesgo no lo ponía nadie en cuestión y se ha ido arraigando en nuestra cultura económica como un dogma de fe, de manera similar a como hace algunos años teníamos también arraigado que el precio de los pisos no podía caer.

En la práctica, se han tomado muchas decisiones económicas relevantes partiendo de este principio de seguridad. Por ejemplo, el dinero de nuestras pensiones está en gran parte invertido en deuda pública española, los bancos tienen en sus balances una gran cantidad de bonos y obligaciones del Estado, muchos productos financieros (ejemplo de los fondos estructurados que garantizan el capital al vencimiento) lo garantizan siempre y cuando el Estado Español no suspenda pagos.

El hecho de que España se esté financiando al 7% y que el precio de sus bonos se esté desplomando en los mercados de deuda, a parte de ser grave porque vamos a tener que hacer un recorte de gasto público brutal en los próximos años, lo es también porque se encarece el precio de financiación para empresas y particulares (si el Estado se financia al 7%, imaginad qué tipo de interés le van a exigir los bancos a una empresa o a un particular).

Pero el problema de la crisis de la deuda no acaba ahí, si los Bancos contabilizaran a precio actual del mercado (es a mi juicio el precio real) el precio de los bonos que tienen en sus balances, las pérdidas actuales de muchos de ellos serían abultadísimas y el valor neto del dinero de nuestras pensiones futuras se habría reducido considerablemente.

Para evitar este escenario, la estrategia que han llevado a cabo consiste en resistirse a valorar los activos a precio de mercado (igual que ocurre con los pisos que tienen los bancos en sus balances) confiando en que las cosas vuelvan pronto a la normalidad (entendiéndose por normalidad los precios y la seguridad ficticia que había antes del inicio de la crisis). Si la deuda española estaba valorada en 100 hace 5 años cuando la prima de riesgo estaba en 10 puntos la seguimos valorando en 100 ahora aunque la prima de riesgo esté en 500, descontando mayores probabilidades de que España no pueda hacer frente a sus pagos. El problema viene cuando aquellos que tienen deuda necesiten venderla para obtener liquidez o en el hipotético caso (cada día más probable) de que España se declarase incapaz de pagar sus deudas a sus acreedores. Si España tuviera que pedir una quita de su deuda, tanto el sistema financiero, como el fondo de nuestras pensiones, como todos los productos que tuviesen como subyacente la deuda pública española pasarían a reducir bruscamente su valor en cuestión de segundos. Lo que podría generar un efecto de dimensiones incalculables.

Fuente: Clasesdebolsa.com

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